Para los que no la conozcan, la leishmaniosis canina es una enfermedad infecciosa causada por la picadura del mosquito flebótomo. Un parásito presente en más de 50 países que se encuentra ampliamente distribuido por la cuenca mediterránea.
La forma en la que se manifiesta esta infección es tremendamente variada. No obstante existen una serie de signos generales que pueden alertarnos sobre la presencia de este mal en nuestro perro.
Leishmaniasis en perros: síntomas de la enfermedad
La mayor parte de los perros diagnosticados con leishmaniosis comparten la siguiente sintomatología:
Síntomas generales de la leishmaniasis
- Pérdida de peso aun comiendo lo mismo.
- Apatía.
- Vómitos.
- Diarrea.
- Fiebre.
- Aumento de tamaño de los ganglios linfáticos.
- Incremento anómalo en el consumo de agua y en la cantidad de pis.
Síntomas dermatológicos leishmaniasis
- Caída progresiva de pelo.
- Aparición de calvas.
- Presencia de bultos en la piel.
- Deterioro en el pelo.
- Daño en las uñas.
- Descamación excesiva.
Síntomas oculares leishmaniasis
- Excesivo lagrimeo.
- Pérdida de pelo alrededor de los ojos.
- Párpados inflamados.
- Afectación corneal.
- Inflamaciones oculares.
Si bien son signos poco habituales, algunos de los canes infectados también presentan sangrados en la nariz o distintos tipos de cojeras.
Todos estos síntomas suelen desarrollarse de forma lenta y progresiva a lo largo de meses e incluso años.
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Cómo se detecta la Leishmaniasis en perros
Lo primero que suele hacer el veterinario con aquellos perros que presentan alguno de los síntomas mencionados es realizar un examen físico y una analítica de sangre completa en busca de valores anómalos en glóbulos blancos y/o plaquetas que alerten de posibles lesiones en el riñón y/o hígado.
No obstante se requiere de una serie de pruebas adicionales para confirmar la infección por leishmaniasis canina.
Las más habituales son:
- Test de anticuerpos para detectar la presencia de las células que están luchando contra el agente patológico.
- Citologías para confirmar la existencia de leishmania en el organismo del perro.
- Biopsias para visualizar el virus a través de los tejidos.
Tras llevar a cabo las distintas pruebas de detección de leishmaniasis en perros se suele recurrir a distintas técnicas biológicas para cuantificar el número de parásitos. Algo esencial para poder diseñar un tratamiento personalizado para cada perro infectado.
Leishmaniasis en perros: tratamiento a seguir
Lo primero que hay que señalar es que, desgraciadamente, no existe cura parasitológica para la leishmaniasis en perros, por lo que solo es posible resolver los síntomas clínicos que se derivan de este mal.
Dicho esto, en el caso de que las pruebas realizadas al perro confirmen la infección deberemos iniciar un tratamiento que suele consistir en:
Antimoniato de meglumina (Glucantime)
En dosis de 75-100 mg por cada kilo de peso del animal una vez al día, o de 40-75 mg por kilo dos veces al día.
Este medicamento suele administrarse durante un mes, pudiendo prolongarse otras dos o tres semanas en el caso de que el can no muestre síntomas de mejoría.
Alopurinol pastillas
En dosis de 10 mg por cada kilo de peso del can dos veces al día durante entre seis meses y un año.
En caso de no remitir los síntomas el tratamiento puede prolongarse durante algunos meses más.
Además de la administración de estos dos fármacos es posible que el veterinario decida sumar otros compuestos para frenar cuanto antes los síntomas de la leishmaniosis canina.
Entre estos destacan:
- Pentamidina
- Aminosidina
- Miltefosina
A menudo el tratamiento farmacológico se combina con ciertos cambios en la dieta del animal con el objetivo de reforzar su sistema inmunológico.
Para ello se suelen recetar piensos:
- Digestivos para favorecer la recuperación de peso.
- Ricos en antioxidantes para reforzar el sistema inmunológico del can.
- Con altos niveles de proteínas para minimizar la pérdida de masa muscular.
- Bajos en bases púricas para prevenir la aparición de cálculos de xantina, uno de los efectos secundarios de la enfermedad.
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Es importante subrayar que el tratamiento de la leishmaniosis en perros, si bien produce una mejora rápida de la sintomatología, no siempre supone la eliminación total del parásito. Ese es el motivo por el que es esencial prevenirla.
Cómo prevenir la leishmaniosis canina
Algunos de los principales cuidados para evitar que nuestro perro se infecte de leishmaniasis son:
- Aplicar repelentes para reducir el riesgo de infección.
- Vacunar a nuestro perro si vive o va a viajar a una zona endémica.
- Realizar dos test serológicos al año a todos los perros que viven en zonas endémicas.
En resumen, mientras esperamos a que llegue la ansiada vacuna que acabe con la leishmaniasis en perros, la única forma de proteger a nuestro peludo es reduciendo su exposición a zonas de alta prevalencia y, en caso de vivir en una de ellas, recurriendo a repelentes y sometiéndolo a test de forma regular.
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